lunes, 8 de abril de 2013

Causalidades

Cada vez me pasa más. Llego a una ciudad muy grande que no conozco, una de esas grandes ciudades que en el fondo no tienes suficiente tiempo para ver, y no sé por dónde empezar.

Supongo que lo habitual para el sábado, mi primer día en San Francisco, hubiera sido recorrer los lugares más conocidos, pasear por toda la ciudad. Pero, aunque solo fuera por hacer la contra, me tomé el día libre.


Desayuné en Sight Glass Coffee, que me demostró que en San Francisco ponen buen café, si lo pagas (no baja de 4 dólares). Esta roastery estaba un poco más abajo del Good Hotel.


Es como una de esas fábricas con cerveza artesana, pero con café en lugar de cerveza. Lo muelen ellos mismos y lo preparan en el mismo local.


El aspecto del sitio es de nave industrial. Eran las 8 en punto y sonaba Joy Division y estaba lleno de gente muy moderna.

Entonces tuve que volver a dejar el coche al aeropuerto, para entrar después en último hotel, en el que estaré hasta el final de mi estancia en San Francisco.

Mi habitación en el Hotel Clift, San Francisco
Vista desde mi habitación. Hotel Clift, San Francisco
En pleno centro, en la calle Geary, el Clift es un hotel que alberga una de las discotecas más caras de la ciudad en su planta baja.


Tenía que hacer la colada así que bajé a la tintorería de abajo a solucionar la papeleta. La tendera era muy maja.


Después fui andando tranquilamente hacia el barrio japonés, y pasé por unas librerías con muy buena pinta.


Había quedado con mis compañeros para comer en el restaurante Benihana. Uno de esos lugares donde cocinan delante de ti haciendo un espectáculo y tal.


Después recogí la ropa en la tintorería.


Natalia, la chica que conocí en Seattle, me había invitado a una fiesta de "spring-break" de unos amigos de Berkeley en Palo Alto. La cosa prometía. Como suele pasar en cualquier fiesta universitaria en este país, y más aún si es durante esta semana de vacaciones. Sería una fiesta etílica y memorable.


Pero Palo Alto está a 55 kms del centro de San Francisco y no tenía como volver; así que decidí en su lugar hacer una visita a Alex, amigo de Madrid que se ha instalado en esta ciudad para estudiar un master. Me hizo ilusión verle. Me gustan las coincidencias, esas casualidades que son más bien causalidades.


Paramos un segundo en el fast-food Popeye's. Si no habéis estado nunca os puedo asegurar que no habéis comido en sitio tan asqueroso. Yo no pude pedir nada.


Después volví al hotel.




No hay comentarios:

Publicar un comentario